Se dejó llevar

En algún momento de turbia confusión cambió sin darse cuenta, su helado corazón se había apoderado de cada uno de los sentimientos que, día a día intentaba demostrar. Su imprevisible carácter salió a la luz dejando ver cómo realmente es.
Todo alrededor era normal, quizá un poco alocado. En sus caras casi pegadas se sentía la necesidad de realizar lo pensado.
Aquí los sentimientos no tenían nada que hacer, o al menos eso era lo idóneo.
Pasaron los días y nada cambiaba, no era igual que antes... Sentían la necesidad de estar juntos, poco a poco el uno dependía del otro. Momentos que se detenían para dejar disfrutar de lo querido. No tenía cabida aquel pensamiento al comienzo de esa inusual historia improvisada pero ahora poco a poco, todo va cambiando en un rumbo inesperado.

Momentos simples pero valiosos

Se dirige serena y segura ante la vida, dejándose acariciar por la agradable brisa, sin pensar ya en nada, con esa felicidad y esa tranquilidad que en ocasiones te arrollan y te hacen sentir bien, en el centro de todo, sin envidias, celos o preocupaciones, sin saber de dónde procede esa especia de equilibrio cuya perfección te hace temer hasta el mero hecho de pronunciarlo. Te sorprende hasta qué punto puede ser rara y difícil esa delicadísima y mágica armonía en la que tu mundo parece sonar de repente de la manera adecuada. Son instantes. Instantes que deberían vivirse en profundidad porque son inusuales. Y porque en ocasiones pueden concluir de repente sin que haya un auténtico motivo.