Todo cambia con un simple reencuentro, varias horas hablando y vuelves a ese estado, embriagada por los recuerdos de antaño se disipa ese pensamiento que
El día pasa sin hacer ruido, sólo se siente el tiempo correr con los cambios lentos de luz, pero nada importa. Mil y unas cosas que decir, demasiados momentos perdidos por el distanciamiento.
Cada palabra dicha produce un efecto que leve, va ganando importancia. No me doy cuenta de ello pero ahí está, esperando a ser avivado.
Muchos fueron los sucesos que provocaron el descontrol de la situación, me refugié en sus palabras ya que era el único capaz de cambiar lágrimas de dolor por sonrisa sincera. Pensamientos más claros hacia esa situación impulsiva.
Conversaciones extensas en la oscuridad de la soledad. El cielo imponente, plagado de pequeños luceros nos recuerda lo bonito del silencio. Allí tras una sonrisa en la oscuridad todo es más claro. Dejo de pensar por un momento, el calor de una manta compartida hace todo distinto.
El brillo de las estrellas junto a notas de melodías distintas piden permiso silenciosas para fundirse y grabarse en la piel.
Ahora cada segundo ofrece una nueva oportunidad.